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La Dama de Elche o Dama de Elx

La Dama de Elche o Dama de Elx

STR-30.13
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La Dama de Elche (o Dama de Elx en valenciano; Dama de Elche en español) es una escultura de piedra caliza en forma de busto de una mujer, del siglo V o IV a.C., descubierta el 4 de agosto de 1897 en un antiguo emplazamiento romano de Alcudia, a 2 km al sur de Elche, cerca de Alicante, España.

La escultura tiene 56 cm de altura y una cavidad casi esférica en la espalda, de 18 cm de diámetro y 16 cm de profundidad, que puede haber servido para insertar reliquias, objetos sagrados o cenizas como ofrendas al difunto. Muchas otras figuras ibéricas de carácter religioso, situadas en otros lugares, también tienen un hueco en la espalda y, al igual que la Dama de Elche, sus hombros están ligeramente inclinados hacia delante.

La pieza fue encontrada cerca de Elche, España, donde hay una pequeña montaña que los árabes llamaron Alcudia (montículo), que en la antigüedad estaba casi totalmente rodeada por un río. Se sabe que fue una colonia ibérica llamada Helike (en griego) y que los romanos la llamaron Colonia Julia Illici Augusta. Cuando los árabes llegaron a su vez, establecieron la ciudad más abajo en la parte llana, manteniendo sin embargo el topónimo romano de Illici, que fue arabizado en Elche.

La Dama de Elche, es una obra maestra del arte ibérico, fue comprada por el Museo del Louvre y regresó a la España en 1941. Esta excepcional escultura, que data de los siglos V o IV a.C., sigue planteando muchos interrogantes a los investigadores. Este busto se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid. Es el más conocido y más importante de los restos arqueológicos de la cultura ibérica.

Dimensiones

Alto: 57 cm. 
Ancho: 50 cm.
Profundo: 35 cm.
Peso: 40 Kg
Material: mármol reconstituido (polvo de mármol + resina de alta densidad).

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El traje de La Dama de Elche es totalmente ibérico. Lleva una túnica azul de lino fino, una mantilla sostenida por una peineta (que puede ser una tiara), que le cae sobre el pecho. Esta mantilla era rojiza e incluso contenía restos de pintura gastada. Un gran manto de lona gruesa y pesada lo cubría. Era marrón con un borde rojo. Los labios también retenían restos rojizos.

La escultura original está hecha de una fina piedra caliza anaranjada y la cara tiene el color natural de esta piedra, probablemente el color natural de su tez.


La Dama de Elche lleva joyas características de los ibéricos: rodetes que cubren sus orejas de los que cuelgan pequeñas cadenas atadas a una correa de cuero que rodea su frente. Collares y coronas con pequeñas esferas y perlas. Se trata de reproducciones de joyas que se originaron en Jonia en el siglo VII a.C. y que posteriormente llegaron a Etruria (Italia). Durante un análisis reciente, se encontró un pequeño fragmento de hoja de oro en uno de los pliegues de la parte posterior. Esto lleva a suponer que las joyas de la escultura estaban cubiertas con hojas de oro.

Lugar y fecha del descubrimiento

El busto fue descubierto el 4 de agosto de 1897. Los trabajadores de la finca estaban deforestando la ladera sureste del cerro de la Alcudia para fines agrícolas. Según la leyenda local, el descubridor fue Manuel Campello Esclápez, conocido como Manolico, un niño de 14 años que ayudó en las tareas. Aprovechando el pico de Antonio Maciá y aprovechando un descanso de los jornaleros, comenzó a cavar. Con su azada, dio con algo duro que no era tierra (la marca de la azada todavía se puede ver). Llamó a los hombres y todos comenzaron a rascar la arena. Así apareció el busto de la La Dama de Elche. Desde entonces, fue bautizada por Manolico, la reina de los moros.

El lugar donde se descubrió el busto de La Dama de Elche es hoy un yacimiento arqueológico donde, a lo largo de los años, se han encontrado numerosos y valiosos artefactos ibéricos y romanos, testimonio de estas civilizaciones. Se ha descubierto un poblado ibérico-púnico, alcantarillas romanas, mosaicos y una lámpara con la efigie de San Abdón, que pertenecen a una basílica paleocristiana que se cree que data del siglo V. Este último testimonio arqueológico se apoya en los códices de los Concilios de Toledo, que mencionan a los obispos presentes de Illici (Elche).

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